La educación es una libertad que se dirige a otra libertad. Por eso implica un riesgo en el educador. La acción educativa nace como un acto de caridad en el que quien educa ofrece su persona al otro a través de todo lo que le propone dentro de la vida escolar.
¿Qué puede dar energías a un chico para actuar de una determinada forma o para que corrija su error una vez que es consciente de él? Si apuntamos sólo sobre su fuerza de voluntad, incluso los que empiezan bien pueden acabar fracasando. Es necesario estar acompañados por alguien que le aprecie más allá de su debilidad o incapacidad, porque el deseo y esfuerzo por cambiar se renueva cuando -al ser corregido- el otro se siente abrazado y perdonado. Si no, el peso de los errores puede generar una desilusión de uno mismo que acaba derivando en escepticismo y, con el tiempo, en cinismo.
Corregir y reclamar a la verdad significa posibilitar que una acción, un gesto, esté en armonía con el contexto en que se realiza. Se puede recoger el papel del suelo por amor al lugar en el que estás, o se puede guardar silencio por amor y respeto a las personas que te rodean. Sin esta perspectiva es un simple gesto de buena conducta.
Desde el Colegio J.H. Newman trabajamos estos aspectos desde Infantil hasta Bachillerato, no solo para mejorar el ambiente escolar, sino también para enseñar a los estudiantes valiosas lecciones sobre comunicación, empatía, el valor de la corrección o el porqué de la disciplina.
La reconocida psicóloga Giovanna Moretto, que visitó nuestro colegio para abordar los problemas a los que se enfrentan los adolescentes de hoy con los docentes y familias, mostró su preocupación por la fragilidad y las dificultades que los jóvenes viven actualmente y la respuesta del adulto: “creemos que tenemos que dirigirnos a expertos, para que nos resuelvan y nos den una receta de cómo tenemos que comportarnos o cual es la forma de responder adecuadamente. Nada de eso es así: todo se juega en una responsabilidad y en una mirada donde el sujeto protagonista somos en primer lugar, nosotros”, afirmó.
A nivel práctico y de manera concreta, para solventar ciertas problemáticas o conflictos que pueden darse en la vida escolar, los docentes pueden utilizar juegos de rol, discusiones y actividades de reflexión para ayudar a los estudiantes a ponerse en el lugar de los demás y comprender sus perspectivas y sentimientos. Al desarrollar la empatía, los estudiantes son más capaces de identificar y respetar las diferencias, reduciendo así la frecuencia de conflictos.
Pilar fundamental es en este aspecto, la relación y el trabajo de los tutores con el alumno, espacio oportuno para ayudarles a educar la libertad y el afecto, así como el amor y el respeto al prójimo.
La razón de la disciplina
Es igual de importante entender y trabajar la razón de la disciplina. Para juzgar y elegir hace falta tener un criterio. Es por ello que la relación profesor-alumno se hace imprescindible, ya que la disciplina implica una relación educativa que favorezca que el alumno reconozca y valore esas exigencias dentro de lo que sucede en la vida escolar. En este punto entra en juego la fragilidad afectiva, algo que como insistió Giovanna Moretto, siempre ha existido y “está dentro de la naturaleza del hombre”.
El valor de la corrección
Corregir es regirse con otro, lo que posibilita eliminar o enmendar los errores. La corrección es una de las acciones más necesarias y difíciles dentro de la tarea de educar. Muchas veces es vista como una recriminación que, al final, puede acabar aplastando a la persona. Corregir, sin embargo, es reclamar a la verdad, permite descubrir aspectos que quizás antes no se veían o estimular el deseo de lo que es correcto.
Ahora bien, para que la corrección sea fructífera en este sentido, hay que partir de la consideración de que la persona -en su valor y dignidad- no está definida por sus acciones. De una estima así surge la magnanimidad y la paciencia que permite confiar en el hecho de que todos tenemos el mismo corazón y que, a pesar de una posible reacción negativa, en el tiempo el alumno puede comprender e incluso cambiar.
Por ello, a la hora de corregir algo, además de decir que está mal, se trata de querer ir a las causas de la acción equivocada, a las razones que la originan.
Ante un problema de cualquier índole, la experta Moretto habló así a los padres: “Pretendo que les hagáis ver un camino, les hagáis una propuesta. Un camino donde está todo, no un camino donde está lo fácil. Así que ¿qué es lo que necesitan? Adultos que sepan estar frente a su dolor, mirando este dolor como lo más humano y bello que tienen. Necesitan la realidad, todo, desde las notas malas, las notas buenas, a los padres que pierden la paciencia… Necesitan adultos que les hagan una propuesta de esperanza y que les miren como un misterio”.
A continuación, detallamos algunas de las cuestiones más importantes para resolver problemas y conflictos que puedan darse en el transcurso de la vida escolar y que desde el Dpto. de Orientación del Colegio Newman utilizamos y ponemos en práctica:
1. Escucha y juicio común
La escucha activa es una aplicación que requiere que los participantes en un conflicto escuchen atentamente y sin juzgar lo que la otra parte está diciendo. Los docentes pueden fomentar este enfoque animando a los estudiantes a parafrasear lo que han escuchado y hacer preguntas aclaratorias.
Elemento fundamental en la educación del alumnado es el juicio común con los profesores y tutores. A este fin se propondrán actividades destinadas a juzgar los hechos más relevantes que suceden y que puedan ser ocasión privilegiada en la consecución de estos objetivos.
2. La autoridad del adulto
El adulto está llamado continuamente a ‘dar razón’ de todo. Este dar razón supone un auténtico don de uno mismo en el que uno no se guarda nada de su vida y experiencia ante los alumnos, ayudándoles así a tener en cuenta todos los factores que están en juego en una situación y a reconocer cómo están implicadas sus exigencias humanas dentro de todo lo que sucede.
3. El diálogo entre los implicados guiados por un profesor
Es uno de los pasos que se trabajan desde el colegio y que se basa en reunir a las partes involucradas en un problema para discutir lo que sucedió, cómo se sintieron y cómo pueden enmendar la situación, siempre guiados en el proceso por un profesor. Este trabajo fomenta un sentido de comunidad y responsabilidad compartida, ya que se centra en reparar el daño en lugar de simplemente castigar a los involucrados.
La acción tutorial juega también un papel prioritario en este aspecto. Se comprende como el proceso en el que educamos, acompañamos, ayudamos a descubrir, a alumnos y familias en un ambiente de confianza que permite el crecimiento de todos los agentes educativos.
4. Desarrollo de la empatía
Fomentar la empatía en los estudiantes puede prevenir y resolver conflictos de manera más efectiva.
En estos casos los docentes pueden utilizar juegos de rol, discusiones y actividades de reflexión para ayudar a los estudiantes a ponerse en el lugar de los demás y comprender sus perspectivas y sentimientos.
5. Normas de convivencia y comunicación asertiva
Establecer normas claras de convivencia en el aula y enseñar a los estudiantes habilidades de comunicación asertiva son estrategias clave para la prevención y resolución de conflictos. Las normas de convivencia deben ser co-creadas con los estudiantes para asegurar su compromiso y comprensión. La comunicación asertiva, que implica expresar pensamientos y sentimientos de manera honesta y respetuosa, ayuda a los estudiantes a manejar desacuerdos sin agresividad o pasividad.
Las normas de convivencia y conducta son una condición necesaria para esta educación porque siempre nos introducen en el valor de algún aspecto de la realidad y de la vida escolar. Hay que saber dar razón de los comportamientos a los que se reclama al alumno, hay que ayudar a que descubran el bien que hay dentro del deber de todos los días.
Educar resulta ser un proceso continuo de formación del ser humano en todos sus aspectos y dimensiones, que dan como fruto un individuo único y singular. Un proceso en el que el educando es partícipe pues está fundamentado en la búsqueda personal de la verdad a través de la razón y la libertad.